jueves, 29 de abril de 2010

Macrobiótica, algo más que una dieta.

Hola a todos,

La revista digital "EL mercado ecológico" nos ha publicado un artículo sobre macrobiótica. Es una pequeña entrevista realizada a Mati Navas, directora de "La Crisálida, Instituto Macrobiótico". Que la disfrutéis.

LEER ARTÍCULO

Testimonio: Diana Lopez Iriarte (fibromialgia)

Mi experiencia con la macrobiótica.

Diana López Iriarte.


Hace unos ocho años más o menos, acudí a una conferencia, sobre terapias alternativas, me llamó la atención una persona en concreto que hablaba de que los alimentos además de nutrientes contenían energía. Me pareció interesante descubrir en qué era diferente un hidrato de carbono procedente de una coliflor, que otro de un bocadillo de chocolate, o la proteína de los garbanzos que la de un filete…de manera que acudí al taller de cocina.


No podía saber en esos momentos el gran cambio que supondría esto en mi vida… Durante dos meses descubrí, según el método culinario macrobiótico, que todo el universo puede entenderse como la interacción de dos fuerzas complementarias el yin y el yang. Aprendí la relación energética de los alimentos con las estaciones, con la tierra y el cosmos, con los órganos y muchas más cosas. Descubrí una sabiduría ancestral basada en el Tao capaz de cambiarte hasta la forma de vivir la propia vida. No voy a entrar en estos conceptos porque sería tema para un artículo extenso y prefiero basarme en lo que ocurrió conmigo y de ahí que cada cual investigue si la cosa le resuena de algún modo.


En aquellos momentos, yo tenía un principio de fibromialgia, me levantaba y me acostaba cansada, tenía unos enormes dolores de huesos y espalda a diario. Muy en lo profundo en mi interior me preguntaba si con 32 años estos dolores serían normales y de qué forma llegaría a la edad de mi madre si ahora estaba en ese estado mi salud…También sufría de jaquecas y migrañas periódicas que me hacían tomar Paracetamol, el cual a su vez me producía cólicos y diarreas, con lo que también me habían diagnosticado colon irritable. Debido a los dolores y al cansancio mi deseo sexual había disminuido hasta casi extinguirse. Esto en lo que respecta al cuerpo físico.


En lo referente al emocional y mental, mi vida oscilaba entre el desánimo y la tristeza y episodios de ira y rabia incontrolable que hacían muy difícil mi carácter, estaba en varias terapias de autoayuda y autoconocimiento, pero aún así, era incapaz de manejar mis emociones o de elegir mis pensamientos. Mi vida era un caos sin dirección.


El cambio en la alimentación resultó de manera natural y fluida, nada más comprender e integrar en mi universo cognoscible los nuevos conceptos aprendidos. Consciente de la importancia de la energía y la química de los alimentos, deseaba profundamente controlar y elegir de la mejor manera posible. Llegué a casa y tiré todo fuera de la nevera, vacié de comida basura los estantes y comencé a comprar y cocinar los nuevos productos.


Algunas de las medidas que tomé fueron: dejar el azúcar blanco en todas sus formas y los lácteos, introducir verduras en abundancia y cereales integrales de cultivo ecológico, como el arroz integral o el mijo, la avena, a diario, dejé también la proteína animal, carne, aves y huevos, para tomar proteínas vegetales, legumbres y pescado blanco.


Al poco tiempo comenzó una transformación brutal de mi persona y de mi vida.

Primero desaparecieron los dolores de cabeza, y de huesos y espalda, más tarde también el cansancio. Después, la ira y las emociones, fueron siendo cada vez más fáciles de comprender y encauzar, empecé a sentir que tenía el control de ser quien yo quería ser y no una víctima de las circunstancias. A menudo me embargaba un sentimiento de paz interior y de alegría, antes desconocida. Volvió el deseo sexual y las sensaciones que antes parecían adormecidas se volvieron más intensas.


Tenía una energía extra para mil actividades anteriormente impensables, y con ella empezaron las ilusiones, reales, de hacer cosas que me llenasen, de darle una dirección a mi vida y no dejarme llevar más por las circunstancias o por lo establecido.


Poco a poco comencé a tomar decisiones basadas en mis valores, y sueños. Fui consciente de cómo los miedos del pasado, inculcados por los padres, la escuela, la sociedad… habían influido en mis decisiones y en mi estilo de vida, aun sin yo saberlo, y me volví capaz de enfrentarlos, de ponerlos a prueba, me atreví a vivir a mi manera.


Lo que experimenté fue como si una parte de mí, que antes no puedo explicar dónde se encontraba…se hubiera despertado. Y esta parte, era capaz de observarme a mí y a mis circunstancias y decidir, elegir, ante una situación, enfadarse o no, temer o atreverse. Una parte sabia, capaz de ver más allá de lo evidente. Capaz de relacionarse con algo mucho más grande que yo, capaz de ser libre por el simple hecho de cuestionar y solo ser. Esto supongo que es lo que llaman consciencia.


En mi opinión, soy otra persona, comencé por preocuparme de la influencia real de los alimentos en mi vida, por cuidar mi cuerpo y ahora me gustaría cuidar el cuerpo de mi planeta. Y toda la vida que en él Existe. Lo siento como algo mío.


Me preocupa la ecología y los medios de cultivo sostenibles. Porque hay hábitos alimenticios de hoy día que nos traen desequilibrio, sequía y pobreza, además de enfermedad. Y yo creo que hasta las guerras son producto de una alimentaciónantinatura”.


Entonces este cambio en la alimentación me hizo dar un paso más allá, los alimentos tienen una energía, un nivel de vibración, y desde ahí, como todo es vibración empiezas a cuidar mucho más todo. Pues alimento no es sólo comida, son también: pensamientos, información, amigos, música, ideas, emociones…Empiezas a cuidar lo que llevas a la boca, consciente de que todo tiene un efecto en el organismo, desde el vino hasta una hierba. Y también lo que metes en tu mente y en tu vida… Empiezas a decidir eliminar el ruido y alimentarte de lo que te hace feliz.


Está demostrado científicamente que aquello que produce emociones positivas, relaja el A.D.N. y esto a su vez fortalece el sistema inmunológico. Es decir: Nuestra salud mejora si somos felices.


Esta es la verdadera meta de una alimentación para el despertar.

Empiezas a vivir tu vida desde la consciencia, y cualquier pequeño acto, por ejemplo: tomarse una hamburguesa con los amigos…, si eso implica que mi dinero está financiando la destrucción de la selva, que tan linda me parece, pues elijo mejor.

Empiezas a estar consciente y a ser una célula positiva para ese cuerpo mayor que tenemos que es la tierra sin cuyo alimento aire y magnetismo no podríamos vivir.

Por todo esto que me ocurrió, por el simple hecho de empezar a comer productos que de verdad produce la madre tierra, es por lo que animo a todo el mundo a ser diferente y a responsabilizarse de verdad de su nutrición y de su propia vida. Por supuesto que es un enorme cambio pero a mi me parece que merece la pena.


Nota: si queréis contactarme para cualquier duda o consulta podéis hacerlo en:

dianagatablanca@gmail.com

Un saludo.

/Diana.


lunes, 5 de abril de 2010

¿Por qué no funcionan las dietas de adelgazamiento?

¿Por qué no funcionan las dietas de adelgazamiento?

Las dietas de adelgazamiento no funcionan porque se entienden como un parche que nos permitirán perder los kilos que nos sobran de manera rápida para poder continuar manteniendo nuestros hábitos como antes. Las dietas de adelgazamiento que no consideran el necesario equilibrio energético de nuestro cuerpo llevan a la persona a una rueda sin fin de periodo de dieta y restricción al que le sigue un periodo de compensación y exceso, con la recuperación consiguiente de los kilos perdidos. De esta forma no existe una dieta de adelgazamiento eficaz, la única posibilidad de éxito que podemos considerar para equilibrar nuestro peso es realizar cambios duraderos en nuestro estilo de vida y alimentación. Y para ello es muy importante que todos los cambios que realicemos sean poco a poco, sin estrés ni ansiedad. A continuación hacemos un análisis de algunas dietas conocidas:

Dieta de las calorías: en esta dieta la persona debe comer una cantidad máxima de calorías diarias, sin importar el tipo de alimentos de dónde provengan, su energía vital, su digestión ni metabolismo, así como el estado físico, mental y emotivo de la persona. Así podrá alimentarse únicamente de bollería industrial, café y chocolates si lo desea con la única condición de que no se exceda en el número de calorías asignado.

Recientes estudios realizados en la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid, ponen de manifiesto que no hay una relación tan directa como se creía, entre el exceso de calorías en la dieta y la obesidad. Depende de los alimentos de dónde provengan las calorías. A igual cantidad de calorías, engordan más las grasas que los carbohidratos. Es más, los carbohidratos, además de almacenar menos calorías extra, favorecen el gasto energético y la grasa corporal se reduce.

En este mismo sentido, estudios europeos recientes (Proyecto CARMEN – Carbohydrate Ratio Management in European National Diets) demuestran que se puede perder peso aumentando los hidratos de carbono si se reducen las grasas, sin necesidad de disminuir las calorías. Si hacemos caso de estas investigaciones recientes, ya no hay por qué preocuparse de mirar cada día en las tablas y pesar los alimentos para guardar la figura, bastaría con aumentar el consumo de alimentos ricos en carbohidratos y pobres en grasas (cereales integrales, legumbres, pan integral, verduras, frutas…) y disminuir el de los alimentos más ricos en grasas (mantequillas, margarinas, embutidos, carnes, quesos, salsas, fritos…). Y si hacemos caso de nuestro sentido común, trataremos de hacer una dieta equilibradora, atendiendo a nuestras necesidades particulares, por ejemplo, si estamos dilatados y fofos haremos una dieta contractiva pero sin alimentos extremos yang desequilibradores.

Dieta superprotéica: Esta dieta es específica para adelgazar y consiste en eliminar todos los alimentos ricos en hidratos de carbono y alimentarse casi exclusivamente de alimentos ricos en proteínas animales (pescado y carnes magras), verduras y frutas con moderación. Al eliminar de la dieta moderna occidental los alimentos como el arroz blanco, la pasta blanca y el pan blanco (que al ser refinados sus azúcares elevan rápidamente el nivel de glucosa en la sangre y se convierten en gran parte en grasa) la persona experimenta una pérdida de peso rápida. El inconveniente de esta dieta es que no es equilibrada porque no suministra buenas fuentes de nutrientes y el cuerpo tiene que hacer un esfuerzo grande en conseguir hidratos de carbono de proteínas y grasa para su correcto funcionamiento. Al ingerir grandes cantidades de alimento animal el hígado queda sobresaturado y tiene riesgo de enfermar si la dieta se mantiene demasiado tiempo (por eso no se recomienda un tiempo mayor de tres meses). Además estos alimentos animales tienen la cualidad de acidificar la sangre por lo que el cuerpo cede parte de sus reservas minerales (acumuladas en los huesos y los dientes) para equilibrar el PH de la sangre, por lo que la persona queda desmineralizada y débil, con cansancio y falta de vitalidad.
La dieta superprotéica no es una dieta equilibrada y consigue un adelgazamiento ficticio que en muy pocos casos se convierte en duradero. Es además una dieta pobre y perjudicial para la salud.

Dieta disociada: Es una dieta que está muy de moda y consiste en comer de los alimentos que nos proveen de los principales nutrientes separados en cada comida. Esto significa por ejemplo que tomaremos un desayuno rico en hidratos de carbono (por ejemplo en forma de pan integral), una comida rica en proteínas (con carne o pescado), y una cena rica en vitaminas y minerales (con verduras y frutas), pero sin mezclar ninguno de estos ingredientes. Los defensores de esta dieta alegan que las digestiones se hacen muy ligeras y al no haber sinergias entre los alimentos la persona pierde peso y lo mantiene con facilidad.

Esta dieta a nuestro entender tiene algunos puntos flacos. Uno de ellos es que el cuerpo necesita mantener un nivel constante de glucosa en la sangre para su correcto funcionamiento. La glucosa es la gasolina de nuestro cuerpo y la fuente de energía que necesita para realizar sus actividades cotidianas. Los alimentos ricos en hidratos de carbono y que proporcionan un nivel estable de glucosa en la sangre son los cereales integrales (y en su defecto los cereales refinados). Si tomamos cereales sólo en una de las comidas del día obligamos a nuestro cuerpo a conseguir la glucosa de otras fuentes como las grasas o las proteínas, con su consiguiente desgaste.

Por otro lado la cantidad de alimentos ricos en proteínas que necesitamos durante el día, y según las recomendaciones de la OMS, es del 10-15% del total de todos los alimentos. Si hacemos una comida rica en alimentos protéicos al día con seguridad estaremos ingiriendo mucho más de esta cantidad recomendada, con el consiguiente sobreesfuerzo para nuestro hígado.

La dieta disociada no tiene en cuenta la necesidad de equilibrio energético de nuestro cuerpo y es una dieta que en general produce muchos antojos y ganas de picar entre horas. El cuerpo necesita reponer hidratos de carbono, proteínas y minerales durante el día y lo ideal es suministrárselos en cada comida. Necesitamos comidas equilibradas y ricas en sabores, texturas y colores, que nos dejen satisfechos y llenos de energía.

Existen multitud de dietas que tienen como base las ideas de estas que hemos explicado, o una mezcla de ellas. En general son difíciles de seguir por un tiempo largo pues están sujetas a la idea de restricción. Cuando la dieta es abierta, variada, equilibrada en nutrientes y energía, y produce satisfacción, placer y mucha vitalidad, como es la dieta macrobiótica, podremos seguirla toda la vida mantiendo un peso estable y un aspecto juvenil.